
El jurado popular declara culpable de asesinato y agresión sexual al acusado del crimen de Elisa Abruñedo
El jurado popular ha declarado culpable de asesinato y agresión sexual por unanimidad a Roger Serafín Rodríguez, el hombre que confesó ser el autor del crimen de Elisa Abruñedo diez años después de los hechos tras ser detenido.
La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña ha acogido la lectura del veredicto tras el juicio por la agresión perpetrada el 1 de septiembre de 2013 en Cabanas, cuando el autor tenía 39 años. En el juicio, la Fiscalía y las acusaciones particulares –en representación de los dos hijos de la víctima– solicitaron penas de más de 30 años de cárcel.
En el caso del Ministerio Público, reclamó penas que suman 32 años de prisión por asesinato y agresión sexual, mientras que las familias lo elevaron a 37 años con petición de agravantes como alevosía, ensañamiento o abuso de superioridad, así como la de género por la condición de mujer de la fallecida. Por el contrario, la defensa reconoció la agresión sexual, pero sostuvo que los hechos fueron un delito de homicidio.
Elisa Abruñedo, de 46 años, madre de dos hijos y vecina de Lavandeira (A Coruña) salió a pasear por las pistas forestales de su aldea el 1 de septiembre de 2013. Rodríguez la sorprendió por la espalda cuando ella se encontraba caminando cerca de su casa. Luego la llevó a una zona próxima, sin visibilidad desde la carretera. Allí la agredió sexualmente y le asestó tres puñaladas sin posibilidad de defensa, según el forense y los investigadores.
Estos hechos los ha considerado probados el Jurado, según ha explicado la portavoz en la lectura del veredicto. Todos los puntos a los que han tenido que dar contestación, un total de 14, han contado con la unanimidad de sus miembros.
No confesó hasta diez años más tarde, tras su detención
Rodríguez está desde 2023 en prisión, a la que fue trasladado tras ser detenido por la Guardia Civil en su propio puesto de trabajo, en el astillero de Navantia Ferrol. Tras el arresto, confesó ser el responsable de la violación y muerte de la vecina de la comarca de Eume. El crimen de Elisa no fue resuelto por la Guardia Civil hasta diez años después con una marca de coche y un rastro de ADN como únicas pruebas a partir de las que investigar.
En la última sesión del juicio, el autor confeso manifestó en el turno de la última palabra que ese "momento puntual" de su vida "no tiene nada que ver" con su forma de ser "ni la de los 39 años anteriores". "No hay forma de justificar esto, ni yo mismo puedo, no lo entiendo", dijo frente a las demandas de que pidiese perdón por parte de los familiares de la fallecida.
En su exposición final, la defensa también reconoció que eran unos "hechos completamente atroces", aunque pidieron que no se hiciera un "juicio paralelo". Además, alegó que el móvil del crimen fue perpetrar una agresión sexual y no una discriminación por género. Respecto al asesinato, argumentó que la víctima tuvo capacidad para defenderse e incluso pidió socorro, por lo que cree que no concurre la agravante de alevosía.
La Fiscalía, en cambio, lo consideró un asesinato, ya que, dada la diferencia corporal de ambos, no hubo opción de defensa. Sobre la posibilidad de que el acusado hubiera disociado la realidad y hubiera pensado que los hechos los había cometido otra persona, dijo que "no tiene ningún trastorno psiquiátrico ni ningún problema de memoria". "Cualquier persona, venciendo su propia resistencia moral, puede cometer estos hechos", dijo el Ministerio Público sobre una situación que calificó como "maldad".